domingo, 29 de abril de 2018

¡¡¡VIVAN LOS NOVIOS!!!

Hace un par de meses, aproximadamente, recibí la llamada de un restaurante cercano para realizar la decoración de un banquete de boda. Dicha llamada llegó con tan solo tres día de antelación y únicamente por ser tan tonta como soy, acabé comprometiéndome a hacer dicha tarea. Las únicas pistas que recibí es que Martha (con th) y Antonio (sin th) se casaban y ella quería tulipanes. Ni sabía si iba a poder conseguirlos con tan poco tiempo.
Ya adelanté que haría todo lo que pudiera, pero que el tiempo era muy escaso y no podría hacerlo como me gustaría. 
El primer día fue de compras, el segundo día me cuenta el dueño del restaurante que había un problema con la climatización, así que hasta las ocho de la tarde no podía empezar a trabajar en el salón.......(todo se iba poniendo un poco en contra). Aún así me llené de positivismo y me dije: "Tú puedes" y con la ayuda de mi santísimo, que me ayudó en el montaje y curro casi más que yo, nos pusimos manos a la obra hasta las dos de la mañana y con una agradable temperatura en el interior de de 6ºC. Al día siguiente a la una era la boda y dejé para ese momento, tan solo, la colocación de las flores para que estuvieran bien frescas.
A las nueve de la mañana quedé en llegarme al restautante con tal fin. Lo mejor fue cuando levanté las persiana de mi dormitorio y ví la soberana nevada que había caído por la noche y tenía que desplazarme unos kilómetros  más al norte. ¡¡¡Vamos, que los hados no pensaban echarme una mano!!!. ¡¡¡Es lo mismo, para allá que se fueron María y su media naranja con tulipanes y demás vegetación para intentar hacer feliz el día a Martha y Antonio (sin th) yyyy.... he aquí lo que salio!!!

Comenzaremos con el cartel de bienvenida, que hubo que forrar con un film, (chapuza total. No hagáis ésto nunca por favor, salvo que ya no os quede ni un segundo como a mi).




Ni se puede leer. Lo siento. Al menos puedes ver el efecto. La leyenda era BIENVENIDOS MARTHA Y ANTONIO Y LA FECHA.



Al entrar al salón encontrábamos otro atril en el que se podía consultar el puesto de cada comensal en su mesa correspondiente.



En una mesa, que yo decoré, justo a su lado, se encontraban los regalos que la novia dispuso para sus invitados. Ésto lo hizo Martha y lo trajo ya en sus bolsitas y sus cestas.  De mi cosecha añadí el libro de firmas para que pudieran ser felicitados por todos sus amigos y seres queridos, y guardarlo como recuerdo.



Preparé un ultrarrápido photocall para que pudieran hacerse retratos divertidos, con los diferentes atuendos que contenía una blanca caja del estilo de las de frutas


La mesa dulce, o candy bar, con múltiples chucherías y chocolates para los niños, no podía faltar...




El salón contaba con una bonita barra con un grifo de cerveza antiguo, que me encantó, porque los novios habían contratado barra libre. 


Así se vistieron las mesas de invitados. todo sencillo, pero elegante (creo...). Vajilla, cristalería, cubertería y ropa de mesa del restaurante.




Pasamos a la mesa de los niños, que decoré de modo infantil.




La zona de los novios fue la más especial, como es natural.



Una corona de ramas colgaba de cada uno de los respaldos de las sillas.




Cubrí las grandes cristaleras, de modo parcial, con tules. Me las tuve que ingeniar porque no había cortina alguna, y por tanto, tampoco barras...



Sobre el tul preciosas cascadas de hiedra natural (todas las plantas y flores utilizadas son naturales, como es lógico para un evento así)




Diferentes detalles en rincones estratégicos del salón, lo hacían mucho más acogedor. Cada una de las velas, farolillos y cadenetas de luces fueron encendidas al atardecer.




Hice todo lo que pude y con todo mi cariño. Fue muchísimo trabajo y estresante. No he vuelto a saber nada de Martha y Antonio, pero me contó al día siguiente el dueño del restaurante, cuando fui a recoger mis cosas, que estuvieron encantados y les había gustado muchísimo todo. Doy fe por como quedó el salón el día después. Me hubiera gustado que me lo dijeran ellos, pero no fue así....
He quedado regular de contenta con éste trabajo. Ya sabes que soy muy perfeccionista y faltan detalles, pero era materialmente imposible con tan poco tiempo. De todo se aprende y no volveré a aceptar un reto así si no es con un margen aceptable .
¿Me cuentas tu opinión?.
Muchas gracias por tu tiempo. Hoy te he robado más de la cuenta. Nos volvemos a ver en breve.










sábado, 21 de abril de 2018

¿QUÉ SERÁ....SERÁAAAAA?

Después de un tiempito de asueto , o sea una mezcla de algo de trabajo, gripe y vaguería, vuelvo a tomar las riendas blogueras de mi vida y reaparezco con algo que me caracteriza. ¿Que podrá seeeeer?. Se admiten apuestas. Seguro que  lo sabes con tan solo mirar los elementos necesarios para la ejecución. Ahí va una pista definitiva.


¡¡¡Eeeeeso es!!!. ¡¡¡Bravo por ti!!!. Es una corona. Cada otoño al podar las enredaderas del jardín, hago acopio da largas ramas, que con cariño y paciencia, voy trenzando y dejando secar. Es ésta la razón de que la corona salga ya formada en la foto y también ha sido la pista de todas las pistas. Así que, unas ramas trenzadas, una de las maderas de la ducha de Daniel, que por el tiempo y el agua, ya se ve algo deteriorada y unos ramajos (artificiales) que andaban olvidados en un arcón, van a tener la culpa de lo que a continuación verás.
Comenzaremos enjabonando la madera y después de dejarla secar bien, la blanquearemos.



Esta vez no he conseguido este blanco tan desgastado con los métodos tradicionales, sino a base de cera. Te cuento que he fabricado mi propia cera blanca. Esto se consigue añadiendo a la cera incolora (que puedes hacer tu, igual que yo, o si lo prefieres comprar en cualquier tienda de bricolaje), un pigmento que se llama óxido de titanio. Lo utilizo también para conseguir el blanco en los jabones.




Con una buena mano de ésta cera, el resultado es muy bonito.




Desmenucé los grupos de hojitas artificiales para irlas acoplando a mi gusto sobre la corona. Una aquí, una allá.  Estratégicamente situadas, pero pareciendo que hubieran crecido así en plena naturaleza. No he querido cubrir por completo todas las ramas. Se ven muy bonitas entre el verde.




Una lazada, que lejos de quitar protagonismo a la guirnalda, le aporta un toque de importancia cuelga de la parte superior de ésta.








Otro detalle que estoy muy contenta de haber incluido es el estarcido que se deja entrever en el centro. Queda discreto, pero ahí está. Se  hace notar de forma muy elegante y suave y ¡¡¡¡me encanta!!!!.






Lo que me resulto más complicado fue fijar perfectamente la corona a la madera para que quedara inamovible. Esto lo conseguí con hilos de pescar invisibles y toques de silicona caliente por un lado y por otro. Estaba torpe y no había manera de centrarla y de que no se moviera en absoluto. ¡Con las ganas que tenía de verla terminada....!




¿Te ha gustado ésta nueva manera de poder lucir una corona?. Lo mismo se puede colgar y decorar una pared, que dejar sobre un mueble. Creo que yo, acabaré colgándola.
Muchas gracias por tu visita y el tiempo que has empleado en estar conmigo. Espero que hayas disfrutado. Nos vemos muy pronto.