Y yo soy una enamorada de ellos. Tengo la suerte de contar con tres bonitos mantones. El negro es un regalo de mi santísimo esposo, ya que yo tenía verdadera ilusión en llevarlo el día del bautizo de mis gemelos, que se bautizaban en San Antonio de la Florida (ermita castiza a más no poder, y con unos frescos de Goya impresionantes). El salmón es regalo de mi madre, y el crudo era de ella. Los tres son de seda natural, bordados a mano, y con el fleco también hecho a mano.
Los mantone, debido a su gran belleza, también pueden dar mucho juego, a la hora de decorar en nuestros hogares, engalanando cualquier lugar donde los situemos, y para muestra, un botón.....